Hola, me llamo Soraya, tengo 20 años y vivo en España.
Mi aventura como Au Pair ha durado un verano, pero fue de los mejores de mi vida. Ahora tengo una segunda familia en Bélgica, en Kapellen, a unos 15 minutos en tren de Amberes.
Decidí vivir esta experiencia porque adoro viajar y a los niños a partes iguales, especialmente si son bebés, que, aunque a mucha gente le asusta la idea en un principio, es de las experiencias más gratificantes que existen.
Me gustaría en parte al contar mi experiencia, animar a futuros Au Pairs a perder el miedo a supervisar y ayudar en el cuidado de los más pequeñitos de la casa. Bélgica, era un país que tenía pendiente por visitar en mi lista, y, cuando llegó a mi correo la información de la familia, el pequeño Jean ya me había conquistado.
Con la familia he tenido una suerte increíble, me han hecho sentir integrada e importante desde el primer momento. Siempre hemos tenido una comunicación excelente, pero lo que de verdad marca, desde mi punto de vista la diferencia son los pequeños detalles, crear pequeñas tradiciones hace que te integres más rápido y que la relación sea mil veces mejor. Nuestros momentos giraban en torno a sacar tiempo para hacer ejercicio y ver una serie tras la cena.
Con el bebé, Jean, todo fue muy fluido, se adaptó genial a mi presencia en sus rutinas, es un niño superfácil de cuidar, muy cariñoso, tremendamente risueño, super feliz (aunque también le gustaba el drama) y todo un amante de la comida. Además, ver su evolución y todo lo que ha aprendido en mi estancia, es, hasta la fecha una de mis mayores satisfacciones, porque me siento partícipe de ella.
Sus padres son unas personas maravillosas, super considerados y comprensivos. En mi caso, el hecho de que fueran tan solo un poco más mayores que yo ha hecho que la conexión fuese mayor. Tienen un gran corazón, siempre pendientes de mi felicidad, mis preocupaciones y dándome facilidades para todo. Además, tanto los abuelos (por ambas partes), como los tíos y primos del niño son increíbles, desde siempre me he sentido como una integrante más.
A nivel personal, ha sido muy en
Bélgica como país, me ha encantado, tanto sus sitios como su gente. La forma de vivir es totalmente diferente a España, pero me he adaptado muy rápido.
A nivel personal, ha sido muy riquecedora. Una estancia fuera del país de origen es siempre, para mí, una forma de volver a las rutinas (tras la experiencia) con una paz mental inmensa, reafirmar aún más la seguridad en mí misma, seguir desarrollando la cualidad de ser resolutiva, aprender a vivir el momento al máximo y desplegar por completo mis habilidades sociales. En esta ocasión, además, he vuelto repleta de cariño por parte de mi segunda familia, a los que echo de menos todos los días (aunque seguimos en contacto) y a los que espero volver a ver muy pronto.
Recomiendo esta experiencia al 100%, te hace mejorar en todos los aspectos, adquirir nuevas habilidades, ganar confianza y superar la timidez (si es que en algún momento la has tenido), entre muchos otros beneficios. Además de poder vivir una inmersión cultural completa y crear recuerdos inolvidables con personas que dejarán una huella en tu vida para siempre.
Soraya – Pontevedra – Octubre 2021